Trastornos Adictivos y su tratamiento
Mucha gente lucha con la adicción, ya sea al alcohol, las drogas o los comportamientos. Ya sea que tu ser querido esté buscando tratamiento para sí mismo o que estés buscando opciones para ayudarlo a recuperarse, hay muchas opciones disponibles. Dependiendo del tipo de adicción que tenga tu familiar, ciertos tratamientos pueden ser más efectivos que otros. Conocer sobre estos diferentes tratamientos puede ayudarte a decidir qué es lo mejor para tu miembro de la familia.
¿Qué es un trastorno adictivo?
Se trata de un trastorno neuro adaptativo que genera una dependencia hacia una sustancia, una actividad o una relación. Según la Organización Mundial de la Salud, se caracterizan por un conjunto de signos y síntomas en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales.
En la era de la hiperconexión y la globalización, nos encontramos con nuevas adicciones silenciosas que están poniendo en riesgo a las nuevas generaciones de jóvenes.
La adicción a Internet, a las propias redes sociales o a los videojuegos, conviven con las personas, las familias, la economía y los hábitos, sin que en este momento seamos realmente capaces de considerar las consecuencias de dichas adicciones que, por otra parte, conviven con las viejas y conocidas dependencias.
Los trastornos adictivos se caracterizan por una pérdida de control sobre la conducta, además de un deseo irrefrenable (craving) de consumo o ejecución de la conducta, generando progresivamente una relativización de los problemas que originan en la vida del usuario y su entorno.
¿Cómo saber si tengo un problema de dependencia?
La mayoría de las personas en un momento dado de su proceso de consumo reflexionan sobre su relación con la sustancia o la conducta. Sin embargo, si:
Si cumples con al menos dos de estos criterios, tienes que valorar la existencia de un problema de dependencia *
(*) Criterios de Dependencia según DSM-V
¿Qué trastornos adictivos tratamos?
En Sistemicca tratamos todos los trastornos adictivos. En realidad, a lo largo de 30 años de experiencia, llegamos a la conclusión de que la base neurobiológica es semejante para todas las conductas que acaban siendo adictivas. Además debemos recoger el sufrimiento, la angustia de la experiencia adictiva una vez que el viaje de la adicción se convierte en un laberinto.
El consumo de cocaína se ha extendido en los últimos 15 años de forma extraordinaria sin que los programas de prevención hayan tenido ningún éxito.
La cocaína por su propia forma de acción, librando grandes cantidades de dopamina de las neuronas dopaminérgicas, puede hacer creer al consumidor que tiene “control sobre el consumo”. Esta es una de las grandes trampas a las que se enfrenta el usuario, siempre, inicialmente, de fin de semana y en contextos festivos.
Solo a modo de recordatorio, el consumo de alcohol y cocaína, tan extendido, facilita la ingesta de mayores cantidades de alcohol. Además, la mezcla produce un tercer compuesto activo, el cocaetileno.
La cocaína, al igual que la metanfetamina, pueden producir cuadros psicóticos tóxicos de importante gravedad psiquiátrica.
El síndrome de abstinencia a psicoestimulantes es de carácter fundamentalmente psicológico y puede durar hasta 3-4 meses.
Una dependencia de alta severidad y prevalencia con problemas en los diferentes estadios de ciclo vital individual y familiar. El alcoholismo nos acompaña desde hace siglos. Y, sin embargo, no le prestamos la suficiente atención, siendo el trastorno que puede producir daños cerebrales estructurales de mayor alcance.
El alcohol es muy hidrosoluble. El ser humano tiene un 60-65% de agua.
El alcohol no tiene receptores específicos sobre los que actuar. Lo hace de forma indiscriminada, como un tsunami cerebral, afectando de forma inmediata el córtex prefrontal.
Aunque en España se ha avanzado mucho en la lucha contra el tabaquismo, a través de las dos leyes de Prevención, todavía tenemos un problema importante con respecto a las personas fumadoras.
La nicotina es altamente adictiva.
En los últimos 20 años, desde SISTEMICCA hemos tratado a más de 3.000 fumadores con un 72% de retención (los pacientes mantienen su abstinencia un año después de finalizar el tratamiento).
Entre las innumerables dificultades con las que se encuentran los jóvenes en un contexto de incertidumbre aparece también la idea de felicidad inmediata, como si la vida se convirtiera en una suerte de lotería de la que ellos son parte.
Y así, las apuestas, el juego on line, las propias casas de apuestas se han convertido en un nuevo territorio de atractivo para los jóvenes mientras poco se hace por impedirlo desde los responsables políticos.
El alcance de la dependencia al juego está generando cuadros clínicos cada vez más severos que deben ser tratados de la forma más precoz posible.
El consumo de cannabis ha llegado a niveles de normalización que hace que la demanda ante problemas relacionados con el cannabis se aplacen mucho en el tiempo.
El consumo comienza a edades tempranas en un contexto sociocultural de alta permisividad, incluso favorecido por el hecho de que hasta tres generaciones de una misma familia consumen cannabis, lo cual hace difícil establecer modelos ejemplificantes que se asocien con riesgos de consumo. Pero es cada vez más frecuente constatar el consumo de cannabis en jóvenes entre los 16 y los 25 años en altas dosis (10-20 cigarrillos al día).
Si bien no estamos ya en la situación de los años 80 y 90 donde el problema prioritario era la heroína, existe un repunte de consumo que comienza a preocupar a los expertos. Los avances en la desintoxicación y tratamiento de dependencia a opiáceos ha seguido avanzando y mejorando.
Si bien no estamos ya en la situación de los años 80 y 90 donde el problema prioritario era la heroína, existe un repunte de consumo que comienza a preocupar a los expertos. Los avances en la desintoxicación y tratamiento de dependencia a opiáceos ha seguido avanzando y mejorando.
Las claves del trastorno adictivo
Simplifiquemos. Para que una sustancia o conducta sea considerada adictiva debemos tener en cuenta tres aspectos:
Emociones y trastornos adictivos
El consumo de sustancias adictivas puede relacionarse con la búsqueda del placer o la corrección del malestar. Consumir para disfrutar hasta hacerlo para no sufrir. Relajación, alivio, desconexión de la frustración, intolerancia a la tristeza, las emociones siempre se van a ver golpeadas por el consumo, por el trastorno adictivo.
La desconexión de la realidad para entrar en una burbuja de aislamiento que, al romperse nos trae de vuelta a la misma vida, la única que tenemos.
El origen de los trastornos adictivos
Quizás podamos describir el origen justamente en la relación del ser humano con un contexto hostil. ¿Qué sentimientos crees que podría tener el ser humano en el interior de una cueva, semidesnudo, a la intemperie, sin excesivas posibilidades de cazar sin ser cazado? ¿Podemos imaginar a nuestro antepasado más lejano “feliz” en su entorno? La noche, la ventisca y el frío, el hambre y el miedo.
Y recolector de frutos, acumula frutos en el fondo de la cavidad sin otra cosa que llevarse a la boca. Frutos fermentados que tras la ingesta, disminuyeron la sensación de frío, de hambre… e incluso el miedo había desaparecido. Este podría ser el primer contacto emocional del ser humano con el alcohol.
Las drogas han existido siempre. Presentes en la naturaleza, las diferentes civilizaciones gestionaron el control de las drogas para ejercer también el control de la población.
El alcohol ha sido la droga de referencia en el área judío cristina desde hace 2.000 años. La Biblia tiene numerosas referencias al alcohol, tanto en la definición del mal como en la asignación del bien. La hoja de coca, cuyo arbusto era considerado por los nativos de la altiplanicie andina como el “árbol de la vida”, o el opio, la adormidera, del cual se extrae la morfina.
Así pues, los usos medicinales han sido los que originaron la relación entre las diferentes culturas y las drogas. Es, posiblemente su utilización fuera de los contextos culturales lo que produce un uso recreativo, social y finalmente dependencial. Para quien tenga especial interés en la historia de las drogas, recomiendo “La historia General de las Drogas” del filósofo recientemente fallecido Antonio Escohotado.¿Cómo se produce un trastorno adictivo?
Las personas no consumen sustancias porque sí. No se puede presumir que el consumo es simplemente falta de criterio o determinación. Hay drogas con un mayor potencial adictivo que otras y este aspecto se relaciona con el número de personas a las que “engancha”, así como por la intensidad de la dependencia y las consecuencias.
Nuestro cerebro está diseñado como un maravilloso laboratorio capaz de producir todas las drogas endógenas para discernir el placer, el bienestar, el malestar, el estrés, etc. Por eso hablamos de los opioides endógenos (encefalinas, endorfinas y dinorfinas), de la dopamina, de la serotonina o de neuromoduladores como la anandamida (endocannabinoide) o el cortisol.
Una de las vías neuronales más antiguas desde el punto de vista filogenético es el llamado “sistema de recompensa cerebral”. En dicho sistema se modulan las conductas básicas de recompensa que a su vez determinan la supervivencia individual y de la especie (comer, beber, sexualidad y últimamente se considera que la conducta de refugio también se asocia con esta zona del cerebro). Así pues, dichas conductas generan un refuerzo positivo (placer) y la tendencia a la repetición de las mismas.
Las drogas, en general mediante diferentes mecanismos, actúan sobre la traducción neuronal de esta zona cerebral, generando además respuestas traducidas en la corteza prefrontal. Y descubrimos el efecto intenso, “el subidón”, un placer por encima del codificado a través de nuestro cerebro de forma natural. Esto genera una tendencia a la repetición más ávida de la conducta de consumo y así, disminuye la sensibilidad cerebral a la recompensa primaria que empieza a perder interés.
Pero debemos pensar que nuestro cerebro, lo mismo que se adapta a una adicción, tiene, con el tiempo, la capacidad de adaptarse a un nuevo equilibrio en ausencia de la sustancia o de la conducta problema.
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